LA ORACIÓN (Conectando el Cielo Con la Tierra)
En la Biblia la oración es adoración que incluye todas las actitudes del espíritu humano en su acercamiento a Dios. El cristiano adora a Dios cuando le ofrece culto, confesión, alabanza, y súplica por medio de la oración. Esta máxima actividad de que es capaz el espíritu humano también puede llamarse comunión con Dios en tanto se destaque la iniciativa divina. El hombre ora porque Dios ya ha tocado su espíritu. En la Biblia la oración no es una “respuesta natural” (véase Jn. 4.24). “Lo que es nacido de la carne, carne es.” En consecuencia, el Señor no “oye” todas las oraciones (Is. 1.15; 29.13). La doctrina bíblica de la oración destaca el carácter de Dios, la necesidad que siente el ser del hombre de entrar en una relación salvadora o pactual con él, y de entrar plenamente en todos los privilegios y obligaciones de esa relación con Dios.
a. El período patriarcal
En el período patriarcal la oración consiste en invocar el nombre del Señor (Gn. 4.26; 12.8; 21.33); es decir se usa el nombre sagrado en invocaciones o plegarias. En consecuencia, hay, sin duda, algo inconfundiblemente directo y familiar en la oración (Gn. 15.2ss; 18.23ss; 24.12–14, 26s). La oración se halla también estrechamente relacionada con el sacrificio (Gn. 13.4; 26.25; 28.20–22), aunque también en períodos posteriores aparece esta relación. Este ofrecimiento de oración en el contexto del sacrificio sugiere la unión de la voluntad del hombre con la de Dios, del abandono y la sumisión del yo a Dios. Esto se ve en forma especial cuando Jacob liga entre sí una oración y un voto al Señor. El voto, que es en si una oración, promete servicio y fidelidad si se obtiene la bendición que se busca (Gn. 28.20ss).
b. El período preexílico
1. Uno de los aspectos que más se destaca en este período en lo que hace a la oración es la intercesión; aunque también fue un factor en los días de los patriarcas (Gn. 18.22ss). La intercesión alcanzó especial prominencia en las oraciones de Moisés (Ex. 32.11–13, 31s; 33.12–16; 34.9; Nm. 11.11–15; 14.13–19; 21.7; Dt. 9.18–21; 10.10).
- Eucomai: orar a Dios, ruega a Dios. En este sentido se usa en 2 Corintios 13:7, 2 Corintios 13:9; Santiago 5:16; Santiago 5:3 Juan 2: "desear". Incluso en el último párrafo y Hechos 26:29; Hechos 27:29; Romanos 9:3, se traduce deseos, indicando que la oración está involucrada.
- Proseucomai, orar. Siempre se usa para referirse a la oración a Dios, y es el término más común, especialmente en los Evangelios sinópticos y Hechos, con una instancia en Romanos. 8:26 ; Efesios 6:18; Filipenses 1:9; 1. Tito 2:8; Hebreos 13:18; La traducción principal de Jueces 1:20 es Orar como verbo, pero a veces también se traduce como "pedir".
- Deomai，orar. Se traduce "orar" (Lucas 21:36); "mientras oraban" (Hebreos 4:31); "orar" (Hebreos 10:2); "orar" (1 Tesalonicenses 3:10).
Dirigirse a un dios verdadero o falso en actitud de adoración. Como se puede concluir del juicio en el caso de del huerto del Edén, su apelación a Dios no siempre es una oración. (Génesis 3:8-13; 4:9-14) La oración implica devoción, confianza, respeto y un sentido de dependencia de la persona a quien oramos. Varias palabras hebreas y griegas relacionadas con la oración transmiten significados tales como petición, súplica, petición, petición, petición, búsqueda, oración, así como alabanza, acción de gracias y bendición.
Por supuesto, las peticiones y súplicas pueden dirigirse a los hombres, y algunas veces las palabras correspondientes en el texto original tienen este significado (Génesis 44:18; 50:17; Hechos 25:11); sin embargo, la palabra española usada en el sentido religioso "oración" no es aplicable en tales casos. Una persona puede "rogar" por algo, pero eso no significa que se le considere Dios. Por ejemplo, no se hace una petición a una persona, como ocurre cuando se reza a Dios, aunque esa persona no esté presente.
"La oración implica un sentimiento de afecto, confianza, respeto y dependencia de la persona (Dios) a quien se dirige la oración"